Crónica domingo 10 de agosto
Queridos padres, madres, abuelos, amigos y resto de peregrinos,
Os hacemos saber que después de la dura etapa de hoy, los peregrinos han llegado a Predappio sanos y salvos, a pesar del intenso sol que intentaba chamuscar su cabezas y los diversos inconvenientes que se han ido encontrando en el camino.
A primera hora de la mañana, hemos meditado sobre nuestro papel en el mundo según el plan de Dios. Hoy llegabamos al pueblo natal de Benito Mussolini y eso nos llevaba a pensar que cuando buscamos nuestra grandeza en lo humano, cavamos nuestra tumba. Lo humano perece, lo divino no. Es importante hacernos pequeños a ojos del resto, no buscando nuestra vanagloria, ya que si glorificamos aquello que proviene de Dios, esto se convertirá en eterno.
Hoy nos guiaba Joan Xipell y después de cuatro horas de caminar por los desniveles de la carretera nos esperaba la furgoneta con ¡Gofres con salsa de Nutella! para celebrar el día del Señor. Feliz domingo a todos los que leéis nuestras crónicas. Tras esta dosis de azúcar hemos proseguido el camino adentrándonos en la montaña. Llegados a un punto en el que no sabíamos si dar un rodeo o cruzar el río, Jose Gomar se ha descalzado y nos ha abierto un camino para que pudiéramos cruzar por encima del agua a través de piedras. Es bien sabido entre los veteranos que el pie mojado deriva en ampollas.
Llegados ya a la otra orilla nos hemos encontrado con una simpática abuelita que nos ha preguntado que hacíamos allí para comentarnos tras la respuesta que había un puente que podríamos haber cruzado. Al final, hemos tenido que dar un buen rodeo, ya que el paso que nos marcaba la ruta estaba cerrado por obras. Exhaustos, hemos hecho una segunda parada para hidratarnos y coger fuerzas para continuar.
Cuando hemos llegado a la casa scout donde haremos noche, nos esperaba una super fideuá cocinada por el equipo de intendencia y nos ha recibido Don Massimo, el sacerdote que se encarga de las parroquias del lugar. Por cierto, hoy también dormiremos en cama, estamos en racha. El señor nos da pequeñas grandes gracias.
Por la tarde, hemos podido tener una hora de oración con el Santísimo expuesto y, tras la meditación, celebramos la Santa Misa. Es realmente hermoso y enriquecedor poder rezar todos juntos en comunidad, porque nos sentimos más unidos y fortalecidos en nuestra fe. La oración en comunidad nos recuerda que no estamos solos en nuestro camino, sino que formamos parte de la gran familia de la Iglesia universal. Participar en la Misa, que es el sacrificio de la cruz, nos hace sentir que somos uno con Jesús y con todos los creyentes en el mundo. Es un momento muy especial en el que nos unimos en oración, en amor y en esperanza, sabiendo que compartimos la misma fe y que, juntos, podemos crecer en nuestro compromiso de seguir a Jesús. La comunidad nos ayuda a vivir con más alegría y a recordar que, en la unión con Dios y con nuestros hermanos, encontramos la verdadera fuerza y paz.
Para acabar el día, hemos cenado unas ricas judías verdes con tomate y lomo, que nos ha comentado Emma Sarsanedas que es un plato típico en su casa y que le hacía ilusión prepararnos. Le ha gustado hasta a Marc León, el paladar más exquisito de ente todos nosotros.
Para acabar bien el día, hemos tenido una tertulia donde hemos recordado con gracia las colonias y peregrinaciones en tiempos de Covid, hemos cantado algunas canciones y hemos rezado las completas juntos, pidiendo al Señor un buen descanso para empezar con alegría el día que vendrá.