Crónica domingo 23 de julio
Queridas familias, hoy empezamos esta crónica con una pequeña promoción turística. Si no habéis estado en el embalse de Orellana, ya podéis ir haciendo las maletas. Hoy, al despejarse la oscuridad, dos horas después de haber echado a andar, hemos aparecido en este paraíso casi sin saber cómo. No dábamos crédito: tras tantos días de paisaje seco, con apenas algún riachuelo, ha sido maravilloso encontrar esta grandiosa masa de agua, reluciente y limpia. Nos hemos parado a desayunar delante del pantano unos gofres riquísimos que Luis nos ha preparado (¡vivan los domingos y sus desayunos especiales!), además de unas pastas regaladas por las feligresas de Talarrubias anoche.
A la vista del agua, algunos han aprovechado para practicar el deporte más antiguo del mundo: el lanzamiento de piedras. Cabe decir que Antonio consigue que sus piedras reboten 7 veces sobre el agua; es un maestro imbatible.
Aunque la ruta era bonita, hemos tenido un pequeño enfrentamiento con un mini rebaño de ovejas que se interponía en nuestro camino. Mientras Jose intentaba encarrilarlas, mn. Toni nos ha hecho pararnos en fila y estar en completo silencio, para no asustarlas. Nacho Campmany opina que es indignante que ahora, además de obedecer al mossèn, haya que hacer caso también de las ovejas…
A las 12 menos cuarto hemos hecho nuestra habitual conexión dominical con la parroquia de San Rafael, para que vean que estamos sanos y salvos, y cantar con ellos el canto de entrada de la Misa de 12.
Nuestro destino hoy ha sido Orellana la Vieja, donde un emocionadísimo don Alejandro nos ha recibido con unos sacos de patatas fritas que han volado en cuanto hemos llegado. La bienvenida ya se veía que vendría algo bueno. La grandísima hospitalidad de todo el pueblo de Orellana la Vieja. Don Eugenio, el párroco, nos ha acompañado en la adoración y Misa con un grupo de feligresas adorables. Nos ha impulsado a combatir la cizaña de nuestro corazón. Evidentemente no podemos evitar tener pensamientos o deseos que nos alejan del Señor, pero sí podemos luchar para que no aniden en nosotros. Para ello, tenemos tres medios infalibles: Eucaristía, confesión y devoción a la Madre de Dios. Al acabar la Misa, hemos cantado el Virolai (¡don Eugenio se sabía la letra perfectamente!) y después el himno a la Virgen de Guadalupe, que también es morenita como la nuestra.
La cena ha sido un regalo de este párroco y su gente, y ha sido insuperable: croquetas, calamares, estofado, gazpacho hecho en casa… Una feligresa nos ha regalado 4 garrafas de limonada casera ¡de 6 litros cada una!
Don Eugenio ha pasado un ratito con nosotros mientras cenábamos y hemos notado su cariño por nosotros y por nuestro proyecto. Dice que, en cuanto pase por Barcelona, vendrá a colocar piedras a San Rafael; de hecho, nos hemos enterado de que ha organizado una colecta entre los fieles de aquí para la reconstrucción… No podemos parar de dar gracias a Dios por los sacerdotes tan buenos y entregados que ha dado a nuestra Iglesia; en cada pueblo por donde pasamos, encontramos verdaderos Padres que nos brindan el hogar que necesitamos y nos ayudan a sacar el máximo fruto espiritual de este camino.
Ahora nos vamos a dormir con la tripa bien llena y el alma contenta; esperamos que estéis todos tan bien como nosotros.
¡Buenas noches, padres!