Crónica jueves 7 de agosto

Queridos padres, madres, abuelos, amigos y resto de peregrinos,

Parece mentira, pero nuestros peregrinos cada día andan mejor y más deprisa. Hoy han llegado a la primera parada en el mismo tiempo que ayer pero haciendo un kilómetro más. Obviamente, este buen ritmo ha venido dado porque Mn. Ferran tiraba del carro desde la cabeza del grupo, marcando el ritmo con paso férreo.

Otro día más, el mossén nos ha predicado antes de empezar a caminar para que podamos tener una primera hora de etapa muy cerca de Jesús. Esta vez sobre la importancia de poner nuestros talentos al servicio de los demás, ya que Dios no nos los ha concedido para guardarlos para nosotros, sino para darle gloria a través de ellos en comunidad.

Parar a las cuatro horas de caminar ya viene siendo lo habitual en nuestras etapas y hoy no ha sido una excepción. Una vez sentados, ha empezado nustra lectura espiritual diaria, que se ha visto interrumpida por una pobre mujer a la que no dejábamos dormir y que amablemente nos ha pedido que buscáramos otro sitio para continuar. A pesar del incidente, se ha interesado por nosotros y nos ha animado a llegar todos a Roma sanos y salvos. Tras encontrar una pequeña sombra al lado del camino, hemos podido proseguir con nuestra lectura, meditando sobre la conversación del Cardenal Ratzinger que estos días llena nuestros oídos y corazones cada mañana.

Seguimos andando después de la lectura y ya casi llegando a destino hemos parado en una pequeña capilla, donde hemos hecho una visita al Señor. LA verdad es que las iglesias en Italia son realmente preciosas. Una atenta feligresa se ha interesado por nuestro grupo y nos ha ofrecido sitio para dormir allí mismo, pero hemos tenido que declinar tan agradable ofrecimiento.

Llegados a nuestro destino, hemos tenido una calurosa bienvenida, no por el sol que coronaba la creación, sino por un grupo de jóvenes de la parroquia de Portomaggiore. Nos han explicado que llevaban tiempo esperándonos con alegría y los hemos invitado a cenar con nosotros. Que bonito es ver como uno puede compartir momentos de fe y alegría con gente de todo el mundo. Es, sin ninguna duda, imagen de la Iglesia viva.

Por la tarde hemos tenido un rato de oración con el santísimo expuesto y la Santa Misa con el resto de la gente del pueblo celebrada en italiano por Don Ugo, el sacerdote que nos acogía hoy. Lo único que hemos tenido en catalán ha sido el evangelio, pero que bonito es ver como no es difícil seguir la misa en otro idioma si uno le pone ganas. Mención especial de agradecimiento a todos los peregrinos que ayudaron a montar los libritos que nos han facilitado seguir las lecturas de hoy.

Para cenar hemos tenido un buen plato de "Arroz a la Gomar", que tenéis que probar sí o sí, con salchichas. Hoy celebrábamos el santo de Albert Lorda y por ellos hemos tomado en la cena, a la que han asistido el grupo de jóvenes italianos, Coca-Cola y de postre yogurt con toda clase de dulces como "toppings": Chips Ahoy, Oreo, Smarties...

Para terminar el día, hemos tenido una tertulia de cantos con los chicos que nos acogían y con Don Ugo, para terminar rezando todos juntos las completas, dándonos cuenta de que , al final, lo más importante que nos une a todos es nuestra fe, que traspasa fronteras y se hace universal.