Crónica miércoles 26 de julio
El despertar de hoy ha sido bastante aceptable: dejar el sobre a las 5 y un desayuno protagonizado por pastas maquillan cualquier ojera.
El caminar de hoy ha sido rápido y agradable, con el alcalde de San Pedro de Mérida a la cabeza. También hemos podido disfrutar de la compañía de otra eminencia durante la etapa… Sí, por fin; Jaime, nuestro ángel con barba, nuestra sonrisa sobre ruedas, hoy ha caminado junto al rebaño los 15 kilómetros que nos separaban de nuestra meta. De hecho, ha incluso cargado con la cruz, siempre con ese porte regio que le distingue.
Poco más se puede añadir hoy; al fin y al cabo menos distancia significan menos anécdotas. Sin embargo, es de justicia tomar nota del momento en que Santi Salvador y Fer Marqués han engullido con fruición pétalos de girasol, al más clásico estilo de Ice Age. Al llegar hemos hibernado como osos pardos y, una vez descansados, hemos comido.
Hoy se nos han unido dos decenas de peregrinos más, que llegaban tras unas 10 horas de viaje. Al aparecer los novatos en el polideportivo, los espartanos que se han cruzado la Península con sus patas desnudas solo han pensado una cosa: “sangre fresca”.
El viaje de los recién añadidos ha transcurrido sin percances, excepto por el momento en que han puesto el freno de mano para comer y han sido atacados por una legión de avispas, como si de una escena de los Juegos del Hambre se tratara.
Hoy hemos tenido la suerte de disponer de hora y media de exposición, al mismo tiempo que teníamos una celebración penitencial en la que se nos invitaba a todos a pasar por la lavadora del alma. La misa ha estado acompañada por las voces de nuestras niñas del coro y un devoto hombre orquesta.
La cena ha sido tranquila y contundente, encarnada en unos generosos platos de ensalada de tomate y hamburguesas que podrían hacer aparición en Lluvia de Albóndigas. Para acabar, tertulia ligera para bajar la comida y ponernos al día todos.
Software actualizado. Nos vemos, gente.
PD: ¡Ya tenemos el último librito!