Crónica miércoles 5 de julio
Esta madrugada hemos preparado las capelinas porque anunciaban lluvias. Nos hemos mentalizado del barro, la humedad, las zapatillas mojadas… Y la verdad es que ha hecho un sol esplendoroso todo el día. Cosas de la meteorología.
Ha sido una etapa de 33 km, que ha tenido muchos tramos de carretera. Los hemos hecho en estricta fila de uno, y hemos disfrutado saludando a los conductores y haciendo que los camiones tocaran la bocina a nuestro paso. Hemos visto muuuuchos campos de cultivo y unos fantásticos sistemas de riego, que seguro que nuestro agrónomo Jose ha disfrutado como nadie.
Entre los juegos a los que hemos jugado hoy por el camino destaca “Esta es la casa que Juan construyó”. Es una canción que Kathe aprendió en P3 y le ha servido para tenernos entretenidos un buen rato. Hay también una gran afición por el “Veo, veo” impulsada por Jaume. Claramente, esta peregrinación saca lo mejor de nosotros y nos hace volver a la sencillez de la infancia.
La jornada de hoy terminaba en Nules, que nos acoge en un polideportivo brutal con colchonetas para todos. ¡La siesta de hoy ha sido un regalo! Después de comer y descansar un poco, hemos hecho nuestro rato de oración en la preciosa parroquia del pueblo.
Mn. Ferran nos ha ayudado a reflexionar sobre nuestras compensaciones, esos caprichos que nos concedemos con la excusa de que estamos cansados, y que nos vuelven poco a poco dependientes: el ratito de ver una serie, la coca-cola, el reservarnos tiempo en que nadie nos puede molestar… Aquí en la peregrinación, aunque vivimos de un modo muy austero, también podemos caer en las compensaciones: la más fácil, la de buscar siempre estar con quien me cae bien, con quien me hace reír, con quien me halaga… El mossèn nos ha animado a ir desprendiéndonos de estos apegos, que no nos harán felices, porque nuestro corazón solo se sacia con el amor. Y además, cuando hacemos el esfuerzo de vivir desprendidos, aparece Dios y nos sorprende con su generosidad. Lo hemos visto estos días, en los que nos han caído del cielo varios heladitos, gracias a la buenísima gente que nos ha ido acogiendo.
Al celebrar la Santa Misa, hemos pedido por las intenciones que nos van llegando por la web. Varias personas nos piden oraciones; hemos encomendado especialmente a una mamá que planeaba abortar hoy a su bebé. Que Dios proteja a este niño y a su madre, nosotros ofreceremos nuestros dolores por ellos. Como los religiosos de clausura, que no se ven pero sostienen el mundo con su oración, nosotros iremos sumando kilómetros y plegarias por tantas necesidades que tiene el mundo. Solo en el Cielo sabremos el bien que hemos llegado a hacer.
Al terminar la Misa, hemos preparado juntos la cena, consistente en fajitas de carne y verduras. ¡Cómo nos miman Luis y Jaime desde la intendencia! Menús gourmet, colchonetas del Decathlon (cada día consiguen alguna más), la ropa siempre a punto…
No solo nos cuida la intendencia, también tenemos unos ángeles que son las familias. Para la parada del desayuno, la madre de Lucía nos ha regalado unas pizzas artesanas que eran de otro nivel. Por la noche, Itziar nos ha traído una cantidad superlativa de torrijas de parte de sus padres. ¡Qué vicio, no se podían parar de comer!
Antes de cenar, hemos presenciado un milagro. Unos cuantos chicos se han puesto a jugar a fútbol ¡descalzos! Cómo les quedan fuerzas es un misterio que nadie ha conseguido resolver.
¡Mañana más y mejor! ¡Buenas noches, padres!