Crónica Domingo, 30 de julio
Bom dia, feijoada completa, mais batatas.
Con más prisa que calma hoy nos hemos desvelado, aunque algunos más que otros. En plena noche cerrada, encontramos a un Alex Freixes que, con la capucha puesta, se creía uno de los Assassin’s Creed, pero, con menos reflejos que un perezoso comatoso, ha estrellado su maciza calavera contra la señal de una parada de bus (“paragem” para los brasileiros).
Este hecho ha dejado a los testigos del cabezazo con un complejo dilema: no sabían si reír o llorar. Lo dramático, que aquí estos postes son de piedra; lo gracioso, que ayer ya destrozó otra pétrea señal con su cráneo de titanio.
El resto de la caminata nocturna ha transcurrido sin incidentes. La recua de peregrinos, todos linterna en mano, mostraba una imagen que dejaba mucho que envidiar a Starlink: parecíamos una línea de 84 satélites avanzando de manera armonizada.
En la etapa de hoy hemos quemado más carretera que Rayo McQueen en la Copa Pistón. Sin embargo, nada detiene nuestro optimismo y menos aún cuando vemos a Marc León dedicándose a perseguir ovejas con el dron, causando estampidas que podrían matar a Mufasa.
Como recopilatorio de momentos memorables tenemos el concierto que ha dado, con una planta precaria, el trompetista que yacía oculto dentro de Mn. Toni a Júlia Ramió y Edur Lejarcegui; y las bambas de Emma Sarsanedas se han roto por tercera vez, decididas a que camine a la usanza de hobitton.
El desayuno que nos han preparado Luis, Laura y Jaime ha sido sublime (gofres, croissants y crepes), así que hemos repostado con combustible suficiente para hacer tres etapas del tirón. A las 12 (las 11 en canarias y tierras portuguesas) hemos tenido la tradicional y última videollamada con la feligresía de nuestras parroquias de San Mateu y San Rafael.
Ya en Sousel, hemos tenido la suerte de compartir pabellón con otro grupo de jóvenes que va a la JMJ. Son unos chavales de sonrisa fácil que han venido hasta aquí en avión desde Colombia y Argentina. Se entiende que no hayan venido por su propio pie porque no hay manguitos que aguanten cruzarse todo el charco.
El germano pelirrojo de nuestro grupo, Martin, ha fraternizado tanto con los latinos que ahora lleva la bandera tricolor atada a la muñeca. Le llegamos a dar una semana con este grupo y acaba siendo más colombiano que la protagonista de Encanto.
Beto Gel, como no podía ser de otra manera, no ha podido resistirse a los impulsos de hacer de relaciones publicas del grupo y se ha codeado con el sacerdote del otro regimiento. El padre argentino ha decidido hacerse un selfie con él y Fer Marqués para subirlo a su instagram etiquetando nuestra cuenta. Lo que ha sido inesperado ha sido ver en la del sacerdote un tick más azul que la bandera de su patria… rebasaba los 100.000 seguidores. Por regla de 3, ahora media América del Sur sabe de nuestra aventura.
Bueno, familia, poco queda por contar y nada que se publicar. Boa noite e doces sonhos.