Dios hace todo a su debido tiempo

Dios hace todo a su debido tiempo
Parada a l'etapa d' Osseja- Llac de les Bouilloses, 31 de juliol de 2018

BARCELONA- MERITXELL (300 KM) – DEL 23 DE JULIOL AL 3 D’AGOST 2018

Hace cuatro años tuve la oportunidad de participar en una peregrinación a pie desde Barcelona hasta el Santuario de Meritxell.

Siendo sincera, no era el planazo del verano que tenía pensado: caminar 300 km, horas y horas bajo el sol, levantarse a las 4 de la mañana, subir y bajar montañas, comer bocadillos cada día.… ¡no es la idea de verano que tiene una niña de 21 años después de un duro curso universitario! Pero siempre Dios hace de las suyas en los mejores momentos y, el día 24 de julio, ya estaba en la puerta de la parroquia, medio dormida, con mi mochila en la espalda y a punto de salir.

Los primeros días fueron duros, pero a la vez de mucha reflexión, ¿Qué hacía yo allí?  ¿Hasta Andorra caminado? Me esperaban muchísimos km, 15 días andando y pocas horas de sueño.

Pero, poco a poco, en cada paso, Jesús y María iban tocando mi corazón y me hicieron ver que todo ese esfuerzo, esa capacidad de sacrificio, esa sobriedad por Dios y por los demás valía la pena, y que realmente eso era la verdadera felicidad. Darse a los demás y dejar de pensar en ti es vivir una vida plena.

Durante el camino el apoyo de los demás peregrinos fue fundamental para seguir andando: las canciones, bromas, chistes hacían el camino más ameno. No me olvidaré tampoco de las charlas y reflexiones profundas con los compañeros/as que te ibas encontrando por el camino. ¡Cuánto aprendí de cada uno de ellos!

Recuerdo con claridad la octava, novena y décima etapa del camino. Fueron las etapas más duras, en tres días subimos el Puigmal y el Carlit. Personalmente, esto de subir dos montañas en tres días con un desnivel de más de 900m no lo llevo muy bien, así que a mitad del Carlit paré y, dije: ¡ya no puedo más! Estuve tiempo parada en una roca, con una compañera, pensando en cómo saldríamos de esto. Nos iban adelantando peregrinos, animándonos a seguir, pero seguíamos igual. Hasta que ya se acercó el último y nos dijo: “¿Habéis visto que vistas tan bonitas? ¡Es maravilloso ver lo que ha hecho Dios por nosotros!” Estas palabras me hicieron levantar la cabeza, mirar el paisaje y pensar: Si Dios ha creado esto por mí, ¿yo no puedo seguir subiendo por Él? Y así lo hice, seguí andando con una mirada diferente.

Finalmente, después de varios días de camino, llegamos al Santuario de Meritxell. La sensación de haber llegado fue increíble, y me di cuenta de que había merecido la pena haber venido. Había sido capaz de ir a contracorriente, salir de la mundanidad de la vida y valorar más lo que Dios ha creado y hecho por mí.

Dios hace todo a su debido tiempo.

                               LAURA C.

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